lunes, 21 de julio de 2008

Vida violeta



Foto: Cortesía Luciérnaga.


Todo cambia, muta, se transforma. Yo soy el mejor ejemplo. Te vas, te alejas cansada. Las perlas brillantes se cierran de a poco pero la sonrisa que me regalaste siempre sigue ahí, iluminándome. Entro y subo viéndome al espejo. Soy otro, estoy diferente. Mi rostro es el de otro. Los que me conocen me ven, se sorprenden, se sonríen, como si fuese imposible, como si ver diferente sea diferente para mi, o como si quien me ve me ve diferente, pese a ser el mismo pero sentirme diferente.

Que diferente es sentirse diferente. Mis ojos, herramienta fundamental de lo que soy, han sentido fuerte esa mutación. Ahora los cubro más para cuidarlos mejor. Ahora ven mejor aquellas cosas de las que en algún momento me cubría.

En el espejo me veo, ya no me cubro, ya no huyo. Y me veo raro sí, siempre será un problema esto de verse y registrarse, pero le pierdo el miedo a eso de verme, de descubrirme, ya sin cubrirme.

Y el color me cambia. La neutralidad del verde, del café, del azul le da paso a la locura del violeta, a una dulzura marcada, presente, a una luz potente que me apunta siempre, que me sigue, que no persigue, que acompaña, que me ve, me ilumina, e ilumina lo que veo, y me veo, me veo al espejo nuevamente, veo ese halo violeta y veo que veo bien, veo que estoy bien.

Gracias Violeta, por la magia, por la luz.

1 comentario:

Gio Valdivieso Latorre dijo...

Pai!!!! A vos por seguir las locuras y ocurrencias de la niña Violeta... Te invito a leer mi blog hoy... para que conozcas la historia de esta niña que andaba perdida por ahí.. Y de vez en vez se re-encuentra en personas, en cosas.. y ahora en VOS!!!